Víctor Ruiz Velazco
Aprendiendo a hablar con las sombras
Ilustra Editores (2005)
TRES COSAS
Un día me fui al país de los ciegos
y sordomudos
quería trascender
por eso escribí un libro
claro, muy claro
como el invierno
planté un árbol
para cuidar de sus sombras
y crear el contraste
perfecto
en verano
y tuve dos hijos
uno para cada temporada
del año.
PRIMERA IMAGEN
Llena esas piedras en tus bolsillos
y sígueme, dijo la voz.
Caminamos hasta el monte más alto
y me pidió que arrojara las piedras
desde la cima hacia el valle.
Cada piedra, me dijo, contiene un sin fin
de cantos que deberás aprender a escuchar:
Un gran derrumbe siguió a su silencio.
Mi pueblo y mi casa quedaron sepultados
bajo un aire congelado y en su lugar
se erigió un cementerio donde florecieron
gritos desesperados y verdes
Entonces me corté las orejas
para aprender a llorar como un condenado
y la voz se alejó entre mis piernas
y mi tristeza impostada.
Dejando tan sólo su eco en el valle.
Dejando tan sólo su eco
...En nuestras gargantas
Aprendiendo a hablar con las sombras
Ilustra Editores (2005)
TRES COSAS
Un día me fui al país de los ciegos
y sordomudos
quería trascender
por eso escribí un libro
claro, muy claro
como el invierno
planté un árbol
para cuidar de sus sombras
y crear el contraste
perfecto
en verano
y tuve dos hijos
uno para cada temporada
del año.
PRIMERA IMAGEN
Llena esas piedras en tus bolsillos
y sígueme, dijo la voz.
Caminamos hasta el monte más alto
y me pidió que arrojara las piedras
desde la cima hacia el valle.
Cada piedra, me dijo, contiene un sin fin
de cantos que deberás aprender a escuchar:
Un gran derrumbe siguió a su silencio.
Mi pueblo y mi casa quedaron sepultados
bajo un aire congelado y en su lugar
se erigió un cementerio donde florecieron
gritos desesperados y verdes
Entonces me corté las orejas
para aprender a llorar como un condenado
y la voz se alejó entre mis piernas
y mi tristeza impostada.
Dejando tan sólo su eco en el valle.
Dejando tan sólo su eco
...En nuestras gargantas